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Las Máscaras de Nyarlathotep

Lunes, 19 de Enero de 1925
Nueva York

Todavía sobrecogidos por los terribles sucesos acontecidos en la Casa del Ju-Ju, los investigadores tratan de recuperarse en la mansión de Vicky. Allí listan todos los extraños objetos que han podido sustraer de aquel lugar maldito, y temiendo que sus acciones puedan desatar la ira de los sectarios de Harlem, deciden guardarlo todo bajo llave en la caja fuerte de la mansión.

Aquella noche todos tuvieron horribles pesadillas, influenciados por la experiencia vivida en los barrios bajos de Harlem, que apenas les permitieron descansar. Así, con unas evidentes muestras de cansancio, los investigadores se pusieron manos a la obra para cerrar una de los últimos cabos que les quedaban por investigar en la Gran Manzana: la visita a la señorita Erica Carlyle, hermana del malogrado playboy que dirigiese la expedición que llevaba su nombre.

Con la esperanza de concertar una entrevista con Erica, tanto Marion como Johanne decidieron visitar a Bradley Grey, el afamado abogado de la familia Carlyle. Las dos mujeres tienen las ideas muy claras y no dudan en recurrir a sus sospechas sobre la posibilidad de que Roger Carlyle siga vivo para llamar la atención del abogado y en última instancia, provocar la deseada cita con Erica. Tras unas palabras sabiamente elegidas, las dos investigadoras consiguen arrancar de Bradley la promesa de que intentará concertar la entrevista. El abogado les cita a la mañana siguiente para hablar sobre ello.

Absorto por la gran cantidad de extraños objetos de, el ocultista Aleister Crowley se afana en buscar algún tipo de conexión entre ellos y las marcas en la frente de Jackson Elías. Dedica el resto del día a ello, pero sus resultados son nulos: no hay ningún tipo de conexión lógica. Frustrado, vuelve a la base de operaciones del grupo, para continuar con sus lecturas.

Mientras tanto, Vicky Dragonson decide realizar una nueva visita al teniente Poole, en pos de conocer los avances que se hubieran podido realizar en el caso y adicionalmente, para revisar la información que la policía guardaba sobre Jack Brady, el fiel escudero de Roger Carlyle. Gracias a su crédito, Vicky no tiene problemas en lograr acceder a su historial criminal, pero nuevamente acabará por volver con las manos vacías a su mansión, ya que toda la información que pudo recopilar ya había sido previamente obtenida por distintos medios.

Todo parecía indicar que Erica Carlyle era la única persona que podría arrojar algo más de luz al caso. Y para ello, los investigadores debían confiar en haber llamado su atención a través de su abogado, el reputado Bradley Grey.

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