Nacida en Luxor, Egipto, pero con nacionalidad estadounidense, el 27 de Mayo de 1892. En la actualidad tiene 33 años. Hija de Arqueólogos, pasó su infancia viajando por diferentes países acompañando a sus padres en sus trabajos. Marion ha viajado por todo el mundo, y es una intrépida viajera y exploradora. Tuvo una íntima amiga en esos viajes, Elizabeth Minelli, que era hija del socio de su padre. Perdió su pista tras un viaje a Shangai, donde Liz se quedó prendada de la cultura China y decidió emprender estudios en esa ciudad. Marion es también una apasionada de la arqueología, y especializada en civilizaciones antiguas, con una especial afinidad con la cultura egipcia, ya que ella misma nació prácticamente en una de las tiendas de campaña de una excavación del Valle de los Reyes.
Siguiendo los pasos de sus padres, consiguió el Doctorado en arqueología en la Universidad de Stanford.
Un momento trágico de su vida tuvo lugar mientras investigaba junto con su padre unas tumbas incas en Perú. El techo de la tumba se colapsó y les atrapó dentro, con resultado trágico para su padre, que falleció antes de que fueran liberados. En sus últimos momentos, éste le entregó a Marion su sombrero, látigo y pistola, pidiéndole que siguiera adelante, que no se diera por vencida después de este suceso. Tras ser liberada, ella tuvo que ser operada de una grave lesión de hombro de la que ya se encuentra recuperada, pero su madre no pudo nunca sobreponerse y actualmente se encuentra ingresada en una residencia para enfermos mentales, aquejada de fuertes depresiones.
Tras un largo periodo de rehabilitación que le impidió visitar el terreno de las excavaciones, Marion actualmente ejerce como profesora en su alma mater (Stanford Univ.), aunque está deseosa de encontrar nuevos retos y aventuras.
Sigue siendo una persona ágil y todoterreno, totalmente recuperada y con buena forma física y capacidad para moverse por los sitios más insospechados y salir airosa de ellos. Es una superviviente que tiene amigos en todas partes.
Marion tiene una muy querida Colt automática M1911 (calibre 45), y un sombrero y látigo como señas de identidad. Tienen gran valor sentimental, ya que pertenecieron a su padre, quien durante el accidente que le causó la muerte se los entregó como muestra de su promesa de continuar con el legado familiar. Al fallecer el padre, la madre de Marion sufrió una severa depresión y varios intentos de suicidio, por lo que decidió que lo mejor, para conservarla con vida, era internarla en un hospital psiquiátrico donde le dieran tratamiento y estuviera siempre controlada.
En cuanto a sus relaciones, estuvo casada en sus años locos, tras el fallecimiento de su padre, con otro arqueólogo con una gran reputación, Ethan Burke, después de una noche de borrachera en un bar de Nepal, pero está separada, cada uno siguió su camino. Ethan ha seguido con su carrera de manera más práctica, y en la actualidad dirige una excavación en Egipto.
También tuvo un escarceo con la mafia, más concretamente con Ted Dalton, natural de Chicago, y muy cercano a Al Capone. Enviado por Capone a LA, se encargó de facilitar la entrada y negocios a los mafiosos recién llegados de Sicilia. Tuvieron un corto romance, pero debido a los caros regalos que él le hacía y a su imposibilidad de darle una explicación creíble de sus elevados ingresos, Marion comenzó a sospechar de él y sus tratos con familias italianas de mala imagen, y dejó la relación.Ted no se da por vencido, sigue intentando volver con ella, por lo que siempre se mantiene informado de su paradero, y la “controla” desde la lejanía.
Marion vive en la villa que desde hace generaciones ha pertenecido a su familia, en Stanford, California. Al pasar prácticamente toda la vida en otros países esta villa está algo abandonada, pero Marion no tiene ingresos suficientes como para arreglar todos sus desperfectos. Conduce el coche que le regaló Ted, demasiado lujoso para su gusto, pero no tiene otra opción que usarlo.